Los capitanes de la calle
Ya nos dimos la mano otra vez,
cuánto tiempo sin vernos.
El crepúsculo moja de paz
unos cuantos viñedos
y aun no llega el invierno
y el otoño se hace esperar.
Cuando las risas cambian de voz
dentro de un bus ilusionado
camino de la causa común
del placer del pecado,
mi espina de pescado
es la vuelta privada de luz.
Y unos pelean con la razón
y otros convierten la realidad en deseo,
la alegría se viste de ron,
la clandestinidad da un concierto.
Los capitanes de la calle
se tatúan el corazón,
se pierde un verso en los detalles,
se escapa adrenalina en una canción.
Dejando un rastro de carnaval,
manchas de sur por la ciudad.
Desayunos de porros con miel
la hiel de los cuerdos.
El futuro de la prohibición,
la sonrisa de un viejo,
las caricias de lejos,
las meriendas en una estación.
Dame el ticket fulana de tal
mi sonrisa te vendo.
Cómprame estas ganas de amar
a cambio de tu cuerpo,
ya no rezan el credo
del que apresa a la libertad.
Y dando tumbos hacia el pabellón
donde están boca arriba los sueños,
juntos haciendo el son
de lo que no fuimos de pequeño.
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